¿Crees que una adicción solo se refiere a sustancias? Te invito a explorar un dolor más profundo, heredado desde el vientre: la adicción a ciertos vínculos. Un patrón que se transfiere, pero que hoy puedes elegir desaprender para sanar. ¿Estás lista para mirar el origen?
El Nacimiento de una Adicción Silenciosa
A menudo, la palabra “adicción” nos lleva a pensar en extremos, en lo evidente. Pero las dependencias más profundas no siempre hacen ruido; a veces, se visten de amor, de lealtad, de la necesidad de complacer.
Desde el vientre de mamá, el primer hogar, pude haber aprendido lecciones que marcaron mi camino: las dependencias, las renuncias, incluso el dolor. Nací y crecí siendo adicta a complacerla, creyendo que si la hacía feliz, yo también lo sería. Pero cada intento de elegir por mí, de escuchar mi propia voz, se llenaba de culpa, de un peso que no sabía nombrar.
Cambiar Nombres, Repetir Escenarios: La Transferencia de la Adicción
La adolescencia, esa etapa de rebeldía y búsqueda de identidad, me hizo creer que podía “soltarla” para hacer mi vida. Pensaba que me liberaba. Pero la realidad era otra: dejé de ser adicta a mamá para volverme adicta a otros vínculos.
Fue como quien deja de fumar y se aferra compulsivamente a la comida: la adicción solo se transfiere, cambia de forma, de rostro, pero no se sana en su raíz. Cambié los nombres, los protagonistas, pero el escenario emocional era el mismo. Volvía a buscar afuera la validación, la aprobación, la felicidad que no encontraba en mí.
El Coraje de Mirar el Origen y Dejar de Callar
Me enojé con mamá, mucho. Me enojé con los patrones, con la historia. Hasta que entendí algo fundamental, una verdad liberadora: lo que se aprende también puede desaprenderse.
Para transformar estas adicciones emocionales, esta dependencia de complacer o de aferrarse a vínculos que nos duelen, solo hay que animarse a dos cosas:
- Mirar el origen: ¿Cuándo y dónde se instaló este patrón? ¿Qué vacío intento llenar?
- Dejar de callar lo que duele: Ponerle nombre al sufrimiento, a la culpa, a la dependencia que nos consume.
Hoy no me avergüenzo de reconocerlo: fui adicta a vínculos. Siento una profunda valentía por poder verlo y una inmensa responsabilidad de transformarlo. Es un acto de amor propio y de libertad.
💬 Y vos, ¿sentís que también fuiste adicta/o a un vínculo? ¿Qué te revela esta reflexión sobre tus propias dependencias emocionales?

