Creemos que la escasez es solo un problema de ingresos, pero la verdad es que puede ser una adicción profundamente arraigada. Si repetís el ciclo de “nunca alcanza” o saboteás el éxito, no es mala suerte: es un patrón de supervivencia heredado. ¿Estás listo para confrontar tu adicción a la pobreza?
La Adicción que se Viste de Supervivencia
Hemos hablado de las adicciones a sustancias, a vínculos tóxicos y a las pantallas. Pero existe una adicción más silenciosa y perversa: la adicción a la pobreza y la escasez.
La escasez no siempre viene de afuera. Muchas veces se convierte en un patrón tan fuerte que se siente casi como una necesidad, lo conocido, lo “seguro”. Este patrón nos mantiene en un ciclo vicioso donde:
- Queremos tener más dinero, pero cada vez que estamos por lograrlo, algo pasa y no podemos.
- Alcanzamos un objetivo (comprar una casa, cambiar de auto), pero el dinero desaparece o no alcanza.
- Llega el dinero, y hacemos lo que sea por perderlo.
El Vínculo Adictivo con la Carencia
Cuando repetís frases como:
💬 “Nunca alcanza” 💬 “Prefiero no arriesgarme porque es peligroso” 💬 “El dinero se va rápido, como el agua”
Lo que estás alimentando no es tu bolsillo, sino un vínculo adictivo con la carencia. Es una forma inconsciente de sostener o “sanar” un dolor que ni siquiera es tuyo: es el patrón de tu Clan.
Tu inconsciente te dice: “Soy adicto a esos patrones.”
Aquí es donde entra en juego la lealtad al Clan. Si para tu sistema familiar, los que tuvieron dinero, los que se destacaron o los que pudieron vivir con abundancia “son los mal vistos”, “tuvieron problemas” o “terminaron solos”, tu sistema se activa en modo supervivencia.
Inconscientemente, te esfuerzas para que te vaya mal porque el éxito te alejaría de tu lugar de pertenencia. Te vuelves vicioso de ti mismo para no lograr aquello que te pondría en el lugar de “oveja negra” de la manada. Es una adicción al dolor y a la escasez para garantizar tu lugar en la familia.
La Paradoja Antibiologica: Ir Contra la Evolución
El ser humano está programado para evolucionar, para prosperar. De hecho, la vida en sí misma es un acto de expansión. Ser adicto a una vida que no quieres, adicto a la pobreza o a la escasez, es antinatural, antibiológico. Es ir en contra de tu propia evolución.
Si te consideras adicto a la vida que tienes y que no te gusta, y lo único que buscas es sobrevivir, es porque el patrón de la escasez te da una falsa sensación de seguridad. Te ata a lo conocido. Es la mente primitiva que te susurra: “Mejor este dolor conocido, que el peligro desconocido de la abundancia.”
El celular no es el enemigo. La adicción a un vínculo que te duele no es la causa final. Son solo manifestaciones de esta matriz de dependencia emocional que nos esclaviza. Es momento de ir al origen y preguntarse: ¿De quién estoy honrando la escasez?
Todavía estás a tiempo de salir de este ciclo repetitivo. El primer paso es reconocer la adicción, el segundo es mirar el origen de ese pacto inconsciente con la carencia.

