Espejos de Pantalla: El Sabio Recordatorio que Vive en Nuestros Hijos

“Ellos son espejos, maestros.” Nuestros hijos no inventaron la ansiedad por el celular; simplemente nos la reflejan. El verdadero desafío no es que dejen la pantalla, sino que nosotros logremos mirarnos en ella para encontrar qué emoción estamos escondiendo y a quién dejamos de ver.


El Problema Nunca es el Celular: Es lo que Hacemos con Él

Creemos que la crianza moderna tiene un “enemigo” claro: el celular y las pantallas. Nos preocupa que nuestros hijos “no dejen las pantallas” o que solo socialicen jugando en red. Pero, ¿estamos dispuestos a aceptar que el celular nunca es el problema, sino lo que hacemos con él?

La crianza no escapa a la evolución. Y en esta nueva era, nuestros hijos se han convertido en espejos, recordándonos que:

“Me preocupa que mi hijo no deje las pantallas, pero yo tampoco puedo dejar de hacerlo. El celular ya es parte de mi cuerpo.”

“Mi hijo socializa por la pantalla, pero yo no socializo. Hablo con mis amigas por el grupo todos los días, como si nos viéramos todo el tiempo. ‘Los leo’ pero no veo sus ojos ni escucho su voz clara. Ya no recuerdo cuándo las vi por última vez.”

Las Emociones que Escondemos Detrás del Brillo

Cuando un niño llora, hace berrinches o se pone ansioso porque le sacamos el celular, está replicando una conducta que ve en casa: la nuestra.

Te invito a que revises esto en vos, como adulto:

  • 👉🏼¿Lo hacés? ¿No podés estar desconectada ni un segundo, porque “todo pasa por mi celular, hasta la hora”?
  • 🤳¿Qué emoción escondés cuando te refugiás en un perfil online? ¿Soledad, miedo a la desconexión, la necesidad de una gratificación dopaminérgica instantánea?

Detrás de la tiranía de la notificación y de mirar la pantalla a cada minuto, hay un vacío que no logramos llenar con la vida real.

El Mensaje que Nos Recuerda el Hijo Sabio

Si nuestros hijos buscan en el celular la adaptación y la aprobación (“para ser parte del chat del cole y no sentir que queda fuera”), es porque nosotros, sus padres, seguimos buscando lo mismo:

  • “Yo no hago más que buscar adaptación, aprobación de mi entorno, verme igual al resto…”

El acto de mirar la pantalla se convierte en una adicción silenciosa que nos roba el tiempo de calidad que podríamos invertir en juegos, en el patio, en la conexión profunda. Vivimos con ansiedad, y eso le mostramos.

Cuando esperás un mensaje y mirás la pantalla a cada minuto:

  • 🤔¿A quién dejaste de ver?
  • 👀¿Con quién perdiste el contacto mientras gestabas, y hoy tu hijo, sabio, te lo recuerda con sus propios berrinches de desconexión?

Nunca es afuera: siempre es hacia adentro, hacia nosotros mismos.

El celular no es el enemigo; es el síntoma. La incoherencia es la verdadera maestra.

Y vos, ¿Qué enseñanza sentís que tu hijo te está mostrando hoy?

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